He pensado en verte volver.
He soñado con olerte llegar.
Y reencontrándome
con el camino que hace tiempo abandoné,
temo encontrarte, porque ya no eres
lo que eras.
Tu espejo ya no refleja la imagen entera.
Como si en una teletransportación,
miles de moléculas
hubieran quedado en el camino
y se han mezclado con pigmentos de autores ajenos
(Picasso en un Velázquez,
manchones en un Monet).
Tu imagen se ha deshecho
en ríos de años.
A imagen y semejanza,
mi presente desintegra mujeres que fuí.
Se borran pinceladas
de rutas que anduve.
Se olvidan canciones
de ayeres que imaginé.
Ya no soy, lo que creías que era.
Ya no sos, lo que pinté de añil.
Las extrañezas se vuelven cotidianas
y me ahogan
me ahogan.
Necesito imaginar
que has muerto hace años,
y tu cuerpo ha sido invadido
por una persona común y corriente,
por una persona común,
por una persona.
Y todo lo que he creído
ya no es,
ya no soy.
Soy otra cosa
soy otra historia.
Ha pasado agua bajo el puente,
han pasado inundaciones
que se llevaron ciudades completas.
En una de esas ciudades
se han quedado tu puerta pintada de azul,
tu guitarra, tus trapos
y tus dolores.
Se han ido tus ayeres
y los míos
y los nuestros.
No les digas adiós,
ya no te escuchan.
No les digo adiós,
porque en el fondo,
muy en el fondo,
no quiero.